Conducir en Cali se ha convertido en una constante violación de regulaciones viales y sociales por la falta de conciencia ciudadana. A la hora de hacerlo, los conductores no saben qué respetar o qué hacer, porque no existe la señalización suficiente y necesaria en la ciudad; además, el Ministerio de Transporte está dando las licencias de conducción a cualquier persona que vaya y pague los 106.400 pesos que cuesta, aún si el individuo no cumple con los requisitos mínimos de edad, las clases de conducción certificadas o las capacidades visuales y auditivas, entre otras faltas.
Cada día se ven más imprudencias en las calles de Cali, por falta de tolerancia y paciencia de los conductores. Actos como violar la dirección de una calle, pasarse semáforos en rojo porque los carros que tienen la vía no pasan, o circular a alta velocidad cuando llueve, se están haciendo más presentes.
Hay que hacer algo al respecto, porque esta situación está afectando fuertemente la conciencia ciudadana respecto a la sociedad. Cuando un individuo vive en sociedad, debe respetar y seguir ciertas leyes y reglas, sean tácitas o explícitas, así como posee determinados derechos. Eso es ser ciudadano. Sin embargo, en Cali los valores sociales básicos como la tolerancia, la convivencia, el bien común, la justicia y, lo que más necesitamos hoy en día, la paz, se alienan más de nuestra cultura transformándonos en personas insensatas y egoístas. Se necesita inmediatamente una intervención por parte de los gobernantes vallunos, para que se incremente la seguridad de la transitibilidad. Pero primero que todo, se necesita amar nuestra ciudad y respetar la vida de cada persona. Viva y deja vivir, pero viva de manera conciente y fraternal, a partir de esto, ¿qué tan ciudadano se puede ser a la hora de transitar en la ciudad?
